Si alguna vez ha tenido un accidente automovilístico , sabrá lo difícil que puede ser tratar con compañías de seguros de automóviles. Intentar que paguen por algo requiere llamadas telefónicas engorrosas y que consumen mucho tiempo, que generalmente resultan en largos tiempos de espera y mensajes de voz. Al final del día, incluso después de ponerse en contacto con un ajustador de reclamos, es casi imposible lograr que acepte pagar algo, especialmente el tratamiento médico.
Las compañías de seguros son conocidas por no ofrecer prácticamente nada para resolver reclamos para clientes que no han contratado a un abogado. Después de un accidente, el procedimiento típico es que un ajustador se comunique con usted y comience a hacerle preguntas sobre sus lesiones. Por lo general, durante esa llamada, o dentro de unos pocos días, el ajustador ofrecerá una suma nominal de dinero, unos cientos de dólares para resolver completamente el reclamo, incluso lo harán antes de conocer el alcance de sus lesiones. Una vez realizada esa llamada, rara vez volverá a tener noticias del ajustador.
A menudo, si busca su propio tratamiento médico, será extremadamente difícil conseguir que una compañía de seguros acepte pagar o reembolsar los costos de su tratamiento. Le darán multitud de razones, indicando que usted tuvo parte de la culpa, que su tratamiento fue excesivo en comparación con el impacto, que no realizó ninguna maniobra evasiva, etc. Todo esto es un esfuerzo para que la compañía de seguros cumpla con sus propio resultado final.
Aquí es donde entra en juego un abogado. Los abogados, en promedio, resuelven reclamos por accidentes automovilísticos por montos de tres a cuatro veces más altos que los de las partes no representadas. Los abogados capacitados no sólo son capaces de abordar las cuestiones legales y fácticas que las compañías de seguros utilizan para minimizar el valor del reclamo, sino que también son hábiles negociadores. Además, las compañías de seguros saben que las personas no representadas generalmente no llevan sus propios casos a los tribunales. Los abogados saben cuándo vale la pena litigar ofertas de acuerdos bajos, y un buen abogado no tendrá miedo de llevar su caso a los tribunales para obtener una resolución favorable.
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